Respuesta. Sí. Pienso que el Acuerdo de San José es el mejor camino que tienen los hermanos hondureños para salir de este conflicto que los tiene divididos. Realmente espero que el pueblo hondureño considere que la reconciliación es un valor supremo y está por encima de cualquier otro valor en este momento, porque la alternativa es la confrontación que puede conducir al derramamiento de sangre que nadie quiere ni se merece.
P. ¿Sigue recibiendo el mismo respaldo de la comunidad internacional?
R. He estado en contacto con muchos presidentes de América Latina y con Washington. He recibido voces de aliento de mucha gente, incluido Su Alteza el rey don Juan Carlos, pero mi último contacto con el presidente Zelaya fue el martes, y este viernes recibí una carta del canciller Carlos López (designado por Micheletti) en la cual manifiesta que ha trasladado el Acuerdo de San José para consulta ante los diferentes poderes del Estado Hondureño.
P. ¿Ha notado si cada bando tiene fricciones internas?
R. Yo no he encontrado grietas en los delegados de los dos sectores, pero, al final, la última palabra la tiene Zelaya por un lado y Micheletti por el otro.
P. ¿No ha percibido avances que luego han dado marcha atrás y paralizan el diálogo?
R. No. Yo sigo confiado en que el Acuerdo de San José es el mejor camino para hallar una solución a este conflicto, por muchas razones, porque recoge ideas y sugerencias de muchos hondureños de ambos sectores y de muchos gobiernos. También porque es un acuerdo balanceado. A ambas partes otorga derechos, pero también responsabilidades.
R. No tengo suficientes conocimientos para determinarlo, pero escuchando a los delegados de Roberto Micheletti, su principal queja es que reiteradamente se le advirtió a Zelaya que no debería realizar la consulta ni abrir la cuarta urna porque estaba violando la Constitución.
P. ¿Y cuál cree que es el obstáculo de fondo para la solución de esta crisis, más allá de la ocupación de la presidencia?
R. Nunca me ha cabido la menor duda. Fui el primero en lamentarse del golpe de Estado y en exigir el restablecimiento de Zelaya. Cualquier acuerdo pasa por restituir a Zelaya como presidente de todos los hondureños.
P. ¿Ve intereses externos en juego en este conflicto?
R. No, lo que pienso es que Honduras es una sociedad muy polarizada. Y bueno, hay muchos que lamentan la decisión de Zelaya de integrarse al ALBA y la influencia que este grupo tiene sobre él. Esa sigue siendo una preocupación todavía hoy, pero eso ni nada justifica el golpe de Estado, que significa un retroceso en los esfuerzos de los centroamericanos por construir las instituciones centroamericanas después de las guerras de los años ochenta.
P. Hay muchas señales de que es este un nuevo pulso entre Washington y Caracas...
R. No, lo que veo es que en la Administración de Obama hay un cambio genuino de Estados Unidos en su política hacia América Latina. Este es el no permitir nuevos golpes de Estado aunque puedan tener diferencias con las políticas con un gobierno en particular.
P. ¿Es posible una mayor presión de Estados Unidos?
R. Sí puede, pero también la Unión Europea puede. Ahora, ambos cortaron la cooperación hacia Honduras, pero eso no es suficiente. Considero que, como ya lo dijo Insulza, en la mesa de negociación en estos momentos sólo está el Acuerdo de San José y la alternativa es la aprobación de dicho acuerdo o una mayor confrontación.
P. ¿Cuánto pesó Washington en su designación como mediador?
R. Cuando se me preguntaba, desde hace muchos meses atrás, que si estaba dispuesto a mediar en este conflicto siempre dije que sí, porque ningún centroamericano hubiese rechazado tender un puente a las partes en conflicto en Honduras, pero siempre dije que debían aceptarlo ambas partes. Zelaya lo había aceptado desde antes de la reunión con la señora Hillary Clinton.
P. ¿Cómo ha recibido las críticas [de Hugo Chávez y Fidel Castro] a su papel de mediador y las acusaciones sobre su cercanía con Estados Unidos?
R. Son poco originales, porque cuando presenté el plan de Paz en 1987 también decían que era una propuesta para satisfacer al Gobierno de Ronald Reagan. Muy pronto la comunidad internacional entera se dio cuenta de que el principal adversario de mi plan de paz fue precisamente Washington.
P. ¿No afectan estas críticas el proceso de mediación?
R. No. Son datos que no me tocan. He hecho una propuesta balanceada, moderada, que puede acercar a las partes. Si hay voluntad, habrá una negociación exitosa. De otra manera, el decir que Zelaya debe regresar de manera incondicional no es viable.
P. Cada día que pasa parece afianzar al señor Micheletti...
R. No lo creo. Además, todo dependerá de la presión de la comunidad internacional sobre el gobierno de facto. Debe ejercerse sobre los civiles, pero también sobre los militares, haciéndoles ver que cometieron un error. La única manera de rectificar es revirtiendo el golpe de Estado.
P. ¿Qué pensó al ver a Zelaya este viernes pisando la frontera con Honduras, en las circunstancias en que lo hizo?
R. Ese no es el camino para la reconciliación en ese país.